domingo, 25 de agosto de 2013

Error absoluto.

Ahora que el verano termina, que el frío comienza a calar en los huesos y la humedad atrae a los dolores de cabeza, me doy cuenta de lo que podría haber sido nuestro error. De lo mal que podríamos haberlo pasado y de lo bonito que podría haber sido. De lo difícil haciéndose fácil delante de nosotros y dejándonos guiar por la emoción de unos días de piedad. El calor podría haber llenado nuestras manos para que las caricias no estuvieran muertas y la brisa que no dejaba respirar podría habernos dejado a las puertas del mar. De lo ignorantes que podríamos haber sido hablando de futuros inciertos, de la necesidad que podríamos haber tenido de entrelazar nuestros dedos, de lo impetuoso que podría haber sido encontrarme frente a ti. Ahora, con el frío azotando mi ventana y la cama haciéndose más grande recalco en mis adentros que el error fue solo mío por creer que en algún momento el mundo podría ser nuestro.

Ese error me persigue cada noche.

viernes, 31 de mayo de 2013

Remedio y enfermedad.


¿El problema?
Que no eras lo que buscaba y te encontré.
Que no eras mi persona y aún así te quise.
Creí no ser como el resto,
y lo fui.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Puntos a rayas.

Hoy soy campeón en peligro de extinción; héroe con fecha de caducidad; capitán de situaciones que nunca ocurrirán. Dejé de escribir por no pensar, dejé de pensar por no sentir. Pero hace tanto que dejé de odiar a todo aquel que tenía lo que yo quería que no fui consciente de que me perdía. Y ahora que me quiero querer, no puedo odiarte por tenerme atrapado entre los poros de tu piel, entre tus estruendosas risas al anochecer, entre miradas a un punto fijo que no esconde nada. Cuando quise darme cuenta mataría por ser punto cuando yo era raya. Ni siquiera en línea recta, mas bien toda doblada. Pero a base de ser un campeón, un héroe de nada, me hice punto a rayas. Armado de valor dibujé mi nombre en tus carcajadas, marqué tu piel con caricias mal contadas y tú no me quisiste nada. Se aceleró mi corazón con cada paso, y mentiría si dijera que se me partió la ilusión con cada abrazo. Tuve la esperanza entre mis dedos antes de escuchar mi trompazo contra el suelo. No te culpo, fui yo quien se dejó llevar por la perfección de los puntos a los que mirabas; no te culpo, yo tampoco querría a un punto a rayas. Pero cuando te diste la vuelta, pude vislumbrar que tu también fuiste raya en una ocasión, que tu fuiste como yo. Entonces te odio, porque me has hecho tú sin quererme nada. Y mientras te odio continúo sentado esperando a que vuelvas y me entregues el tiempo que invertí en ti, en dejar de ser raya, en intentar deshacerme del placer por tu mirada.


Pero soy todo un campeón. Quiero quererte y mírame, aquí.
Mintiendo.

lunes, 25 de marzo de 2013

Toca, que quema.

Dicen que cuando enciendes una vela sólo estás esperando su extinción. Que sabes cual es el final de esa llama, que sabe de su muerte nada más nacer. Y yo quise ser fuego siendo solo cera y por eso me quemé. Pero mientras tenga ganas de correr voy a volar, porque las ganas de tirarme por el balcón han aumentado en los últimos días. Y quizás si doy el paso me salgan alas aunque me desangre al saltar. Porque yo prefiero morirme volando y lejos de ti que arder en el infierno perdiendo mi forma; es mi condena por creerme fuego y no ser. Dicen que sólo muere lo que se olvida y yo me voy a olvidar. Me condenaré al olvido eterno, obligando a mi destino a no volver jamás. ¿Y si no me salen alas al saltar? Pues recogerán mis sesos del asfalto una vez más. Pero estamparme contra el suelo no suena nada mal, que ser cera ya no me gusta. Nadie nunca se pensó que la vela podría huir de la llama, pero yo te lo voy a enseñar.

"Pasa a mi lado su olor y contengo la respiración."

domingo, 3 de febrero de 2013

Hasta que la muerte me acompañe.

¿Y si existiera el destino? ¿Y si eso a lo que tanto miedo le tengo se hiciera realidad? Porque sí existen cierto tipo de personas, extrañas personas, que sienten que hay algo que están destinadas a hacer, a cumplir, llevar a cabo. Y mi destino es la soledad. No se puede explicar el significado de esta corazonada que, posiblemente, te lleva a actuar para cumplir ese destino en el que nadie cree. Y yo cada vez lo creo un poco más; más segura de ese fin, de esa finalidad. Porque cuando miro y no veo, cuando callo para hablar, cuando pienso que no sé si quiero verte, o verte amar, me llama ese impulso al que estoy ligada desde mi consciencia. Y en la estupidez de mi memoria tengo guardado cada segundo que mereció la pena, cada palabra que no se borra, cada par de ojos que volvería a mirar. Que me acompañen ellos cuando muera, que si el destino existe, no tardará el momento en llegar. Pues todo el mundo muere en vida, y yo moriré por mi destino. ¿Y si existe de verdad? Entonces llegarían mis plegarias al cielo porque fuera eso verdad de que se puede cambiar. Tanto miedo acumulado en un estruendo de un compás que hace tic~tac, porque si mi destino es verdadero, el tuyo también lo será; por lo que no me matará la soledad, a la que estoy ligada desde mi consciencia, sino el verte amar, perder esos ojos que volvería a mirar, y quedarme con las ganas de descifrar el enigma que vive entre tus manos. No, entonces prefiero la muerte, la muerte en vida de la que nadie se salva y algunos ignoran. Pero déjame que no sea mi destino, que sea mi suerte, porque, como si nada importara, la muerte sería mi suerte, con una letra cambiada.


Espina.

Parece, aunque a veces sólo lo parece, que por cada cosa mala que a uno le dicen, diez de las buenas se olvidan, se escapan. Como si nunca ...