domingo, 31 de julio de 2011

Será mejor que nada.

Me despertó la luz del sol a través de las cortinas y la ventana abierta, con esa suave brisa con olor a mar. Podía escuchar las olas al morir en la orilla de la playa. Alguien me llamaba desde el piso de abajo. Yo me levantaba, me ponía esa bata que apenas servía para nada pues era semi transparente y bajaba las escaleras con andares gráciles. Y allí estaba él. Siempre tan perfecto, pero siendo un desastre. Me hizo sonreír, al verlo allí, diciéndome que lo sentía, pero que no había tortitas para desayunar. A mi, solo se me ocurrió abrazarle por la espalda, dejando caer mi cabeza en su espalda.

Y será mejor que nada.


Hasta que me desperté. Abrí los ojos y seguía estado en esa mierda de piso, un cuarto sin ascensor. Por la ventana no se veían más que edificios que mataban las buenas vistas, el mar ya no se olía y el aire que entraba era cálido. Pero lo peor era que no se escuchaban las llamadas desde el piso de abajo. ¿Desde que piso de abajo? Corrí hacia la cocina, aún con la esperanza de encontrármelo allí, tan perfecto y tan desastre, diciéndome que no habrá tortitas para desayunar. Allí no había nadie. Y la botella de vino sobre la mesa seguía goteando en el suelo ese líquido tan preciado de color rojo al que me había acostumbrado desde que me dí cuenta que lo que me quedaban no eran más que sueños..

lunes, 25 de julio de 2011

La sentencia.

'Todo esto es culpa tuya.' Fueron sus últimas palabras antes de dejarme solo una vez más. Ella no compredía mis inquietudes, así que la dejé marchar sin rechistar. No buscaba nada especial. Simplemente continuar con una vida llena de sorpresas, haciendo lo que realmente deseaba. Pero no tardó mucho tiempo en llegarme el momento que más temía, ese momento que sabía que llegaría y había retrasado lo máximo posible, hasta que los muros que lo contenían se desvanecieron por una razón que no comprendo: me di cuenta de que las sorpresas que preparaba siempre habían sido para ella. Que lo que realmente deseaba era ella. Para ese instante, ya era demasiado tarde. Demasiado. Yo ya estaba sentenciado.


Entonces lloraba. Me levantaba solo y exclusivamente para volver a reconstruir los muros que se me deshacían, cada vez más rápido y con más facilidad. El tiempo se me hacía eterno. Cambiaba el mundo y yo seguía allí, parado, mirando la vida pasar, a la espera de algo inesperado. Preguntarme que estaba haciendo era algo inecesario, nada me sacaba de donde me había acabado metiendo. Y para ese entonces tenía miedo. Miedo a no volver a ver la luz del sol, miedo a la incertidumbre que manejaba mis actos, miedo a no mirar a la muerte a los ojos, miedo a tener miedo. Pero sobretodo, miedo a que todo eso durara para siempre. Si me había condenado, que fuera sentencia de muerte.

viernes, 22 de julio de 2011

Todo se cae. Pero es positivo.

'¿Cómo se vive una vida vacía? ¿Cómo se vive una vida tan llena de nada?' ~ El Secreto De Sus Ojos.

Todos tenemos esa sensación en algún momento. Tenemos la obligación de hacernos esa pregunta, por el simple hecho de necesitar una respuesta. Y tu vida se llena de nada. O esa es la sensación que tienes, porque tu vida tiene algo: preguntas. Quieres esas respuestas, pero no sabrás utilizarlas luego. De todas formas, no importa el cómo, ni siquiera el por qué.


Y si el cielo se nos cae encima, nadaremos entre las nubes.

Y gira, y gira, y gira.

jueves, 21 de julio de 2011

¿Que pasaría si...?

Si fuera más guapa.
Si el pelo me brillara más.
Si fuera más rubia, o simplemente tuviera un color defindo.
Si estuviera más delgada.
Nadie es perfecto. Yo no iba a ser una excepción.
Si no me pintara las uñas de color chillones.
Si mis ojos fueran claros.
Si me quejara menos.
Si riera más.
Si no llorara a la primera de cambio.
Si no negara lo evidente.
Si me valorara más.
Si no echara por tierra mi trabajo.
Si no fuera tan bipolar.
Si no contara verdades a medias.
Si dejara de buscar esa sonrisa.
Si fuera más cariñosa.
Si fuera más madura, o más mayor.
Si hablara más sobre lo que siento.
Si fuera más inteligente.
Si no me supiera los capitulos de los Simpsons de memoria.
Si no fuera tan torpe.
Si leyera más lento.
Si escribiera mejor.
Si no me gustara el punk, el rock o el jazz.
Si fuera optimista.
Si no me gustaran las películas paranoicas y la ciencia ficción.
Si tuviera suerte con mis proyectos.
Si soñara menos y viviera más.
Si no fuera tan cobarde.
Si se me diera bien el deporte.
Si bailara mejor.
Si no fuera tan tímida, ni tan loca.
Si me pareciera más a los demás.

Entonces no sería yo. Y sería cualquier otra persona. Tendría más suerte, sería más guapa, bailaría mejor, sería optimista y todas esas cosas que me salen mal o simplemente no me salen. Pero no sería yo. ¿Merecería la pena? Da igual, nunca lo voy a descubrir. Pero, lo poco que puedo tener, o lo poco que puedo hacer bien, me gusta, por el simple hecho de que hay otros a los que les gusta también.

Todo es bello, todo depende de los ojos que lo miren.

lunes, 18 de julio de 2011

Los préstamos de la vida.

No hacían nada especial. Estaban tumbados en el césped de aquel enorme parque de la ciudad donde vivían, con un paquete de pipas en las manos y un montoncito de cáscaras al lado.
-¿Lo amabas?- Preguntó sin que se lo esperara su acompañante, que no apartó la vista de cielo no más que un segundo para mirar de reojo.
-Más que a mi misma vida. Hasta el punto de ser mi todo.- Respondió, casi impasible, sin un tono de voz explícito. Pero había algo especial en esas palabras. ¿Quizás admiración? Quién sabe, pero lo que si sabía a ciencia cierta es que no debía preguntarlo.
-¿Y ahora qué?- Rió. Simplemente rió. Y, al final, terminó por girar la cabeza para mirarlo, sin borrar esa sonrisa, bastante característica de la joven muchacha tumbada en el césped de intenso color verde.
-Ahora ya no queda nada. Es simple. Si se lo llevan todo, no queda nada. Es así. Y así seguirá siendo mientras el mundo sea mundo.- No perdió esa sonrisa. A pesar de que estaba hablando de que lo había perdido todo. ¿No era eso doloroso? ¿Por qué no dejaba esa sonrisa al lado?

Miénteles a todos, excepto a tí.

-¿Cuando te vas a curar?- Carcajada al canto. Él cada vez entendía menos, no sabía como podía reirse de su 'desgracia'. Sabía que le dolía, la había visto llorar cuando creía que nadie la veía, cuando dejaba de sonreir, de mentirle a todos. Él pensaba que tenía que estar cansada de estar mintiendo continuamente. No, no lo pensaba. Le había visto esos ojos de cansancio alguna que otra vez y la había escuchado susurrar, casi en un silencio sonoro ese: ya no puedo más. Pero siempre, siempre que alguien llegaba, ahí estaba de nuevo, esa espléndida sonrisa, esas carcajadas, esa luz en los ojos.
-Nunca. Las cicatrices serán las únicas que me recuerden que fue real.- Le tomó el brazo y lo acarició con la llema de sus dedos. A él le hacía cosquillas y sonreía cuando eso pasaba. A ella eso lo gustaba.
-¿Significa eso que nunca más volverás a amar?- Ella volvió a mirarlo de reojo. Intentaría explicárselo de una manera sencilla y sin preocupaciones.
-Nos llevamos toda nuestra vida haciendo préstamos. Yo se lo dí todo a él, le dí demasiado, pero fue un error hermoso. Pero no me lo ha devuelto, es un préstamo en el que perdí mucho. Aún me queda la esperanza de que pase lo contrario.- Una corriente eléctrica le recorrió la columna debido al tacto de las yemas de los dedos de ella en su antebrazo.
-¿A qué te refieres con lo contrario? Él no volverá para devolvértelo, seamos realistas.- Ella volvió a reírse.
-Claro que no volverá. Pero no es él el que tiene que hacerme el préstamo. Es otra persona. Otra persona que me empiece a dar algo, algo que yo guardaré y volveré a tener eso que antes podía dar. Y volveré a amar. Es sencillo.- Ella le sonrió, incorporándose un poco sobre la mullida manta de césped.
-No lo entiendo.- Puso cara triste, de esas de los dibujos animados, dejándo que después se le escapara una sonrisa. Esa sonrisa que solía dedicarle a ella.
-Lo entenderás cuando seas mayor.- Sonriente, lo miró a los ojos. Se acercó a él y cerró la conversación con un suave beso sobre sus labios.

martes, 12 de julio de 2011

Vivir viviendo.

Vivir viajando. Vivir viviendo.
Viajar a Inglaterra, y quedarse hasta hablar fluido el inglés.
Irse a Argentina, y quedarse lo suficiente para que se te pegue el acento.
Volar a Japón, y estar hasta aprender su cultura.
Viajar a Italia, solo hasta aprender a cocinar la pasta 'al dente'.
Irse a Grecia, y quedarse lo suficiente como para apreciar las ruinas.
Volar a Alemania, y permanecer hasta aprender su educación.
Irse a Australia, y estar hasta ver canguros saltando.
Volar a Rusia, y quedarse hasta pasar un invierno helado.
Viajar a África, solo hasta hacer a un niño feliz.
Irse a Brasil, y permanecer hasta aprender a bailar.
Volar a Noruega, solo hasta bañarme en los fiordos.
Viajar a EEUU, y estar hasta ver las ciudades que nunca duermen.


Y, después de todo, ser ciudadano del mundo. Completa vida es la que quiero vivir.
Permanecer en esta vida hasta ser feliz.

lunes, 4 de julio de 2011

No diré que es amor.

Si pienso con la cabeza todo lo veo negro,
con la cabeza todo es demasiado serio;
pienso con la cabeza y la suerte me hace un quiebro.
Voy a tener que pensar con el cerebro.
Si pienso con la cabeza todo lo veo negro,
con la cabeza todo es demasiado serio;
pienso con la cabeza y la suerte me hace un quiebro.
Voy a tener que pensar que...


Soy los renglones más torcidos en el diario de una puta.
La última aceituna que por verguenza ni la disputan,
o eso quiero pensar; pá evitar las depresiones.
Sólo busco razones para dejar de razonar.
Yo sé mentir muy bien, pero sólo a los demás.
Mis dan igual, dicen que el amor es ciego,
luego voy a beber más, mandaré todo a la mierda.
Sólo fumaré los cigarrillos que ella encienda.


Sí, soy más feo que un perro 
aunque también mucho más perro.
Acércate mujer que vas a volverme cuerdo,
viajaré veinte mil leguas sólo si eso te sonroja,
sólo si al llegar tu lengua me hiciese de alfombra roja.


Y me propuse odiarte, pero fué otro fracaso,
era la única forma de tenerte sólo a un paso;
por un beso hice el capullo y recibí una bofetada,
no sé porque el orgullo me duele más que la cara.


Words. Nobody knows their true meaning.


Yo soy un Peter Pan que no quiere hacerse viejo,
porque aún no tengo a nadie que me coma los complejos,
la mamada de mi vida casi me cuesta un amigo,
la única herida que cicatriza es la del ombligo.
Así que dame alcohol, vaya a ser que se me infecte,
porque no es felíz con que sólo porque yo lo intente.


No me canso de ser su perra sumisa,
de hacer dos horas el ganso a cambio de una sonrisa.

Seguirías siendo un encanto aunque fueses la más fea.
Perdóname que sea un ateo de tres al cuarto,
la semilla de la fe plantaron en mi cabeza;
pero no quería crecer por más que me cagara en ella.


No es mí culpa, no. Yo pongo de mi parte;
si me voy sin despedirme como los buenos amantes.
Es vergüenza, si. Poder aspirarte.

Perdón quise decir: poder aspirar a ti.
Besarte con frenesí, mirarte horas en silencio;
lo que tanto odio de ti pero tanto echo de menos
es recibir una de cal por cada mil de arena.
Pero da igual, porque merece la pena.


Esperar tu querer, ¿quién coño quiere ser tu amigo?
no busco en la madurez excusas para ser aburrido,
diez motivos para odiarme, sólo ese para quererme
Pruébame, o no sabrás lo que no te pierdes. ~

Espina.

Parece, aunque a veces sólo lo parece, que por cada cosa mala que a uno le dicen, diez de las buenas se olvidan, se escapan. Como si nunca ...