lunes, 25 de marzo de 2013

Toca, que quema.

Dicen que cuando enciendes una vela sólo estás esperando su extinción. Que sabes cual es el final de esa llama, que sabe de su muerte nada más nacer. Y yo quise ser fuego siendo solo cera y por eso me quemé. Pero mientras tenga ganas de correr voy a volar, porque las ganas de tirarme por el balcón han aumentado en los últimos días. Y quizás si doy el paso me salgan alas aunque me desangre al saltar. Porque yo prefiero morirme volando y lejos de ti que arder en el infierno perdiendo mi forma; es mi condena por creerme fuego y no ser. Dicen que sólo muere lo que se olvida y yo me voy a olvidar. Me condenaré al olvido eterno, obligando a mi destino a no volver jamás. ¿Y si no me salen alas al saltar? Pues recogerán mis sesos del asfalto una vez más. Pero estamparme contra el suelo no suena nada mal, que ser cera ya no me gusta. Nadie nunca se pensó que la vela podría huir de la llama, pero yo te lo voy a enseñar.

"Pasa a mi lado su olor y contengo la respiración."

Espina.

Parece, aunque a veces sólo lo parece, que por cada cosa mala que a uno le dicen, diez de las buenas se olvidan, se escapan. Como si nunca ...