viernes, 31 de enero de 2020

Espina.

Parece, aunque a veces sólo lo parece, que por cada cosa mala que a uno le dicen, diez de las buenas se olvidan, se escapan. Como si nunca se hubieran dicho, como si en realidad esas no importaran. Porque las malas, las que duelen, se clavan como una espina, hundida en la carne, tan difícil de sacar, que el cuerpo la acaba aceptando, con dolor. La acaba aceptando, pero sin dejarte olvidar que sigue ahí, haciendo daño. Entonces, igual que tu cuerpo, tu cerebro decide recordarte que todo lo malo que te han dicho sigue ahí, sin curar, supurando, doliendo. Te lo trae de nuevo, fresco, como si acabaras de escucharlo, con la puñalada en el corazón. Y vuelves a pensar si de verdad mereció la pena. Si mereció la pena escucharlo, vivirlo. Mientras vas buscando la manera de escapar de un pensamiento recurrente que solo pretende destrozar tu integridad. Pero a saber cuando lo vas a encontrar. 

Mientras, el cuerpo va aceptando la espina. Hasta que ya no pueda más.

jueves, 23 de enero de 2020

Ardiendo.

Quién lo iba a decir, que después de tanto tiempo, me volvería a encontrar. No era el sitio en el que quería verme, no tras este periodo de espacio que parece haber pesado como piedras. Pero no sé de qué me puedo sorprender, si al final, cuando tiras una piedra al agua, las ondas llegan hasta lejos. Tan lejos que llegan a perderse, tan lejos que ya no se ven.

Siempre, con la estupidez entre las manos, con el nudo en la cabeza, siempre. Quizás debería volver a la prosa cantada, esa que adoraba, y que ya no suena nunca. Quizás me he hecho mayor incluso para eso y ahora sólo sirvo para tener ciertas quejas dentro que no saben salir. 

Quién lo iba a decir, que después de tanto tiempo, me volvería a perder. Con sus más y sus menos. Con sus menos que más, aguantando, como el cartel de un viejo anuncio, anunciando algo que ya ni se vende. Pero aguantando. ¿No es eso lo importante de todo este asunto?

arde.

Espina.

Parece, aunque a veces sólo lo parece, que por cada cosa mala que a uno le dicen, diez de las buenas se olvidan, se escapan. Como si nunca ...