jueves, 23 de enero de 2020

Ardiendo.

Quién lo iba a decir, que después de tanto tiempo, me volvería a encontrar. No era el sitio en el que quería verme, no tras este periodo de espacio que parece haber pesado como piedras. Pero no sé de qué me puedo sorprender, si al final, cuando tiras una piedra al agua, las ondas llegan hasta lejos. Tan lejos que llegan a perderse, tan lejos que ya no se ven.

Siempre, con la estupidez entre las manos, con el nudo en la cabeza, siempre. Quizás debería volver a la prosa cantada, esa que adoraba, y que ya no suena nunca. Quizás me he hecho mayor incluso para eso y ahora sólo sirvo para tener ciertas quejas dentro que no saben salir. 

Quién lo iba a decir, que después de tanto tiempo, me volvería a perder. Con sus más y sus menos. Con sus menos que más, aguantando, como el cartel de un viejo anuncio, anunciando algo que ya ni se vende. Pero aguantando. ¿No es eso lo importante de todo este asunto?

arde.

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