domingo, 30 de octubre de 2011

Siento, luego muero.

Siento ser la chica rubia que espera sentada en un rincón alejado de la sala a que la saques a bailar. Siento que la humedad haya estropeado la ropa mal colocada que llevaba al llegar. Siento que cada día, cada mañana, me pinte una sonrisa que me veo obligada a llevar. Siento regalarte miradas furtivas con las que no quieres cargar. Siento sonreír nerviosa cuando tu mano roza la mía y se me olvida hablar. Siento mi cara de tonta cuando escucho atenta lo que no quieres contar. Siento que me mires y veas siempre los mismos ojos tristes con los que una vez te cruzaste. Siento no ser capaz de ofrecerte nada más. Siento que el corazón se me acelere cuando creo que me vas a nombrar. Siento, que cada noche, una imagen de ti se dibuje en mi cabeza. Siento no ser lo suficientemente valiente como para confesar que cada tarde paso por tu casa y no me atrevo a llamar. Siento ser tan mala actriz y que a veces alguien se de cuenta que ya no estoy en el lugar. Siento no satisfacer tus normales necesidades. Siento que cada día que pasa, esté un paso más atrás. Siento el agua salada, las manos temblorosas, los pasos titubeantes, las palabras al azar. Pero, sobretodo, siento vivir en el kilómetro cero y tener una historia que no sé narrar. Siento no ser suficiente, o no ser nada más. Siento no saber que debo mostrar. Y que debo enseñar.

Siento, luego muero. Muero, luego vivo. Vivo, luego siento.
For you.
 

sábado, 22 de octubre de 2011

Imparable; inamovible.

Y si te duelen los ojos, piensa que es culpa del sol. Y si te entran escalofríos, piensa que es culpa del frío. Y si ambas cosas se reflejan en tu cuerpo, échale la culpa al alcohol. Pero no dejes nunca que te miren extrañados cuando ríes mientras lloras o cuando la piel se te eriza cuando hablas del adiós. Porque no hay nada mejor que sentir que vas a llegar al final, que no habrá un cataclismo lunar que pare tus pies en un "nunca jamás".
Pues no habrá fuerza imparable, ni muro inamovible.


Encuéntralo.

martes, 4 de octubre de 2011

Rojo.

Todos los días, la chica sale de casa con los labios pintados de un color rojo intenso. Por eso odia los días de viento. El pelo se le mueve y se queda adherido a su boca, tan molesto. Igualmente, ella los pinta, todos los días, antes de salir de casa y se los quita al llegar. Allá donde va, todos se paran a mirar sus labios, con ese color de la pasión que no se deshace nunca. Les gusta, a todos y cada uno de los que la miran. Siempre prefectos, perfilados, e intensos. Lo curioso es que nadie se fija en que no hay una sonrisa en ellos. A menudo serios, o tristes, decaídos, mustios o cansados. Pero nadie se da cuenta. Solo el color les llama la atención. Les parece normal que ella no sonría, o, simplemente, la ausencia de esta no es notable.
Así que la chica, todos los días, sale de casa con la sonrisa pintada de un color rojo intenso.

Red Lips Are Made For Lying

Espina.

Parece, aunque a veces sólo lo parece, que por cada cosa mala que a uno le dicen, diez de las buenas se olvidan, se escapan. Como si nunca ...