domingo, 30 de noviembre de 2014

Como el cerezo cuando pasa la estación.

Es curioso todo aquello a lo que llamamos "cambio". Todo aquello que he perdido, todo aquello que he ganado, todo aquello que jamás tendré y siempre quise; eso es el cambio. Cambio de forma, de estado, de necesidad latente en el pecho, que antes me hacía buscarte y ya no. Porque he cambiado. He buscado otros colores, otros olores, otros abrazos. Y entre unos brazos he encontrado el calor para el hielo, la fuerza para unir los pedazos. Y todo se lo debo al cambio. Al día que decidí que no estabas, que nunca estabas. Que no ibas a estar. Ahora agradezco las cosas que no dabas, las que me hicieron cambiar; sonrío a otras cosas, a otras miradas. Yo sí creo que las personas cambian, no creo en el universo estático. No creo que me quisieras toda la vida esperándote. Aunque podría haberlo hecho.


Por eso cambié.

Jamás duró una flor dos primaveras.

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